Anoche en Las Vegas se llevó uno de los combates más esperados del último tiempo: Saul Canelo Alvarez ponía en juego sus 4 Cetros Mundiales ante Terence Crawford, dueño de una foja inmaculada, doble Campeón Mundial en pesos menores y que subió a las 168 libras para desafiar la supremacía del mexicano.
La prensa definía a Crawford como un Floyd Mayweather 2.0, de estilo esquivo y maestro en defensa, pero los que sabían de quien se trataba hicieron ver en seguida las diferencias entre uno y otro. Si bien Money tenía las características señaladas (y quierase o no, pero nadie pudo descifrar), Gunpowder tenía otras muy distintas, entre ellas ir a la refriega, no dudar en entrar en los intercambios y sobretodo, la principal, una inteligencia superior, que le lleva a saber adaptarse (y bien) a lo que le ofrezca el oponente.
Bien lo vieron desde la esquina del Canelo, quien durante los dos primeros asaltos, salió a imponer sus condiciones, en especial usando esos ganchos bajos que tanto daño hicieron a otros rivales, como Amir Khan. Pero había algo que no cuadraba. La potencia de Canelo claramente se vio muy disminuida, de modo tal que lo que antaño eran golpes devastadores, ahora simplemente no servían para dañar a un Crawford quien paulatinamente empezó a imponer sus términos ante la enorme masa de seguidores mexicanos que coparon el coliseo en Nevada.
Para el tercer round, la cosa ya se veía venir. Ante cada ataque de Canelo, llegaba una furibunda respuesta por parte de un Crawford ya en control absoluto de las acciones. Canelo no podía arriesgar nada sin salir lastimado y quedaba claro que sus golpes de poder carecían de la potencia acostumbrada. Por lo mismo, Crawford no caería de un golpe letal, sino solo por obra y gracia de un trabajo muy fino de desgaste, que el mexicano no podía realizar. Asi las cosas y trasladadas las acciones al terreno de Crawford, quedaba muy en evidencia (a pesar de un 4 round donde hubo de todo) que era el de Omaha quien tenía las de ganar y de paso, pulverizar la hegemonía de Alvarez en las 168 libras.
No puede decirse que Alvarez no intentó: con el combate ya planteado y en los comienzos de algunos rounds, el mexicano salió furioso a intentar voltear a Crawford quien, de primeras y utilizando su mejor movilidad, esquivaba los embates de Canelo. Pero Gunpowder se daría cuenta de que los mejores golpes de poder del mexicano simplemente no alcanzaban. En ese punto aceptó el reto y se plantó a su vez en medio del encordado para ir directo a la pelea que le proponía su rival. Ahi Canelo debió darse cuenta de que no había por donde y Crawford también: el mexicano no tenía las armas para dañar y Gunpowder si que las tenía.
La pelea terminaría con ese mismo guión: Canelo, intentando cada vez menos, pues a partir del 8 asalto y tras una seguidilla de golpes intercambiados con Crawford, sencillamente bajó la intensidad, quizas conformandose con llegar con vida hasta el final. Crawford, redobló sus esfuerzos, viendo con claridad el camino a la victoria. La cosa no dio para más, hablaron las tarjetas y los jueces, quienes dieron una clara victoria para Terence Crawford.
Crawford de este modo, cimenta su leyenda como el mejor libra por libra del momento, robandose los cinturones del inexpugnable mexicano. Pero las dudas estan ya instaladas en el campus de Canelo Alvarez. Que provocó esa enorme perdida de movilidad? Porqué se perdió casi al completo, la principal arma del Canelo, su terrible potencia? Perdió Canelo el hambre por el boxeo? Solo el tiempo dará las respuestas y en el aire ya flota la opción de la revancha entre ambos, idea que no hace mucha gracia en la gente del mismo Canelo, quien vio a su pugilista tan superado que nadie se atreve a lanzar un desafío a Crawford, más aun, ya sabiendo este que cosa hacer y no hacer para derrotar, de una vez y para siempre, a su antagonista.