"
Carpe Diem", es una sentencia muy aclamada y conocida, y que seguramente motiva a los seres humanos para realizar o atreverse a algún acto hedonista, o bien, si la desconoces, en ella puedes hallar la justificación necesaria de tu actuar afín a la concupiscencia, de los cuales se relatan en este respetable foro.
El origen de esta locución latina, que se traduce como "toma el día" o "aprovecha el momento" se encuentra en un vetusto poema del gran y egregio poeta romano Horacio (Quinto Horacio Flaco).
Horacio es un poeta anterior a la era cristiana (murió en el año 5 AEC), de modo que obviamente no está contaminado por la moral judeocristiana ni con toda la basura que ella predica, reprimiendo el instinto humano. Esto no quiere decir que Horacio sea un poeta banal, al contrario, es un poeta reflexivo y por tanto consciente de que la juventud y la vida son cortas, por eso nos invita a aprovechar el momento, no a esperar una vida mejor después de muertos, que estupidez!!!
El poema que contiene este adagio es la Oda XI del libro I de sus magníficas Odas, también conocida como "A Leucónoe". A continuación la transcribo. Hay muchas traducciones, pero esta, me parece más amigable para los fines que pretendo:
ODA XI
A Leucónoe
No preguntes, es sacrílego saber qué final a mí, cuál a ti,
los dioses nos han reservado, Leucónoe, ni sondees los babilónicos
cálculos. ¡Qué mejor que soportar lo que haya de ser!
Quizá Júpiter nos ha concedido muchos inviernos o quizá éste sea el último
el que ahora desgasta contra los escollos sobresalientes el mar
Tirreno: sé sabia, filtra el vino y en el breve espacio de vida
no fundes una larga esperanza. Mientras hablamos, habrá escapado envidioso
el tiempo: atrapa el día, confía lo menos posible en el mañana.
"
Carpe diem, quam minimun credula postero" es la frase final (atrapa el día...), la invitación que hace Horacio al personaje poético de Leucónoe, que confiaba su destino según las predicciones de la astrología, preocupada por el futuro y no del presente. Este tópico no es otra cosa que una invitación al gozo de los placeres día por día, ya que podemos morir mañana. Luis de Góngora, poeta y dramaturgo español, realizó o interpretó esta sentencia, a comienzos del renacimiento, en estos dos bellos versos:
Coge la flor que hoy nace alegre, ufana;
¿Quién sabe si otra nacerá mañana?
Realizo una abierta invitación a la lectura del gran poeta romano, y
carpe diem camilleros.